Nombre
científico: Phalacrocorax carbo
Orden: Pelacaniformes
Familia: Phalacrocoracidae
Longitud: 80-100 cm
Envergadura: 1,3-1,6 m
Peso: 2-2,5 kg
Vida social: Bandadas
Longevidad: Hasta 15-20 años
Algo
parecido a un pato negro con pico afilado, se trata de un ave marina de gran
tamaño: El Cormorán grande. Su plumaje
es negro, con un cuello más bien largo que al volar encogen un poco recordando
a las eses de una serpiente. El pico es largo de un color grisáceo con un
gancho al final y la región gular (lo que diríamos que es la papada en los
humanos) es de un color amarillo. La garganta y las mejillas son blancas.
Dibujo de Cormorán por Noelia Martín.
Cormoranes.
Cuando
se encuentran en época de reproducción, es decir, emparejándose, haciendo
el nido, incubando… el plumaje nupcial (por lo de la boda…) se aclara en la
cabeza y los lados, apareciendo plumas blancas.
Las
hembras y machos adultos de esta especie no presentan una diferencia de color
de plumaje tan sólo un poco en el tamaño. Los juveniles en cambio,
presentan otro color o tonalidad en sus plumas siendo marrones y mezclándose
con plumas blancas en el torso, pecho y laterales del cuerpo.
Se
considera un ave invernante, que viene a pasar el invierno al calor de
la Península Ibérica donde encuentran más alimento que en sus países de origen.
Suelen venir entre septiembre-octubre y se quedan hasta marzo o mayo. Esto
depende de la climatología que haya cada año.
Aunque
a simple vista son muy similares, existen dos subespecies que invernan
en la Península Ibérica:
Phalacrocorax
carbo carbo, proceden en su mayoría de Irlanda y
Gales y en menor proporción de Escocia, Inglaterra y las Islas del Canal. Esta
subespecie prefiere las zonas costeras de Galicia, Asturias y Cantabria aunque
también en parte en el País Vasco y el litoral portugués prefiriendo menos la
costa mediterránea.
Phalacrocorax
carbo sinensis, llegan principalmente desde Holanda,
Dinamarca y algunos países del Este. En la Península Ibérica se distribuyen por
zonas interiores, más continentales, aunque también por zonas costeras como la
anterior.
La
diferenciación en campo se hace complicada, puesto que aunque la
subespecie sinensis es de menor
tamaño que carbo, ya sabemos que la
comparación de tamaños a simple vista puede ser muy relativa. También lo es el
color del plumaje, que en el caso de subsp
carbo tiene unos tonos más oscuros y subsp
sinensis más claros con más manchas blancas alrededor de la cabeza puede
confundirse en la época reproductora.
Cormoranes en peñas.
En
Inglaterra, dónde cuentan con grandes estudiosos apasionados de la ornitología
han descubierto la manera concreta de diferenciarlos; midiendo el ángulo de la
región gular tal y como veis aquí debajo:
Así
que el que tenga paciencia, buen ojo y un trasportador en el campo que haga la
prueba.
Su
alimentación básicamente es de peces, llegando a zambullirse varios
metros para capturarlos. Puede comer hasta 500 gramos al día, lo que le ha
valido mala fama entre los humanos por considerarlo competencia.
Hasta
hace unos años las poblaciones en toda Europa habían disminuido
considerablemente, fue a partir del los años 80 cuando los cormoranes
comenzaron a ser protegidas por ley, con la transposición de los países del
Convenio de Berna relativo a la conservación de la flora y de la fauna
silvestres, concretamente aquellas especies y de los hábitat cuya conservación
requiera la cooperación de varios Estados y en especial especies amenazadas de
extinción y vulnerables, incluyendo las migratorias. Es aquí donde se incluyó
al mal llamado “bicho malo”, el Cormorán grande, que hasta esos años era cazado
indiscriminadamente en varios países durante la invernada impidiendo que
regresaran a sus países de origen y por tanto sin dejar descendencia que
asegurara el número de la especie.
Aunque
hay quien se olvida de ello y decide tirarle durante la época de caza como si
de un pato más se tratara.
En
los últimos años se han observado parejas reproductoras en embalses de interior
de la Península Ibérica, en zonas húmedas de Ciudad Real y Extremadura, en las
que la ley autonómica los considera “De especial interés”, donde construyen sus
nidos en copas de los árboles o roquedos interiores aislados lejos de sus
posibles depredadores.
Se
agrupan en salientes o rocas en los ríos después de haber pescado.
Frecuente
se observan abriendo las alas con el fin de secar su plumaje.